ACOMPAÑAMIENTO
Diccionario Harvard de la Música
El respaldo musical para una parte o partes principales. El término se utilizan de dos maneras algo diferentes, una referida a la manera de interpretar, la otra a la textura. La primera se aplica cuando los intérpretes de una obra musical se dividen en dos grupos con una función contrastante y complementaria: una parte principal en la que se centran principalmente el interés musical y la atención del oyente, mientras que el principal objetivo del acompañamiento, subordinado a aquella, es en cierto sentido de apoyo. La parte principal puede tener uno o más intérpretes solistas, vocales o instrumentales, o un grupo de intérpretes, como un coro. El acompañamiento es generalmente instrumental, ya sea con un solo instrumento (generalmente uno capaz de producir acordes), un grupo o una orquesta. La relación entre el acompañamiento y la parte principal puede variar de un papel completa y discretamente subordinado para el acompañamiento, como los acordes rasgueados de la guitarra en una canción o los del organista de iglesia mientras cantan la congregación, a lo que suele denominarse el acompañamiento obbligato, que se encuentra en música mas compleja, en la que el acompañamiento constituye una parte esencial de la textura. Las partes obbligato pueden conservar su relación subordinada con respecto a la parte principal, como sucede en una buena parte de la música barroca, o puede producirse una interacción a diversos niveles entre ambas, como sucede en una buena parte de la música desde Clasicismo en adelante. Es en este tipo de música en la que el acompañamiento plantea a los interpretes las mayores exigencias artísticas.
Este es el significado habitual y original de acompañamiento. El término se ha aplicado también por extensión a las texturas musicales, como en la frase “melodía y acompañamiento”, cuando una más partes melódicas fundamentales son sostenidas por otro material del interés musical subordinado, con frecuencia de un carácter esencialmente armónico y no melódico, en general acordes o figuración acórdica, como el bajo de Alberti y otras fórmulas similares. La melodía y el acompañamiento pueden tocarse con un solo instrumento o con diferentes intérpretes de un conjunto. En muchos casos estás todos acepciones del término son ambas aplicables al mismo tiempo.
En la Edad Media y el Renacimiento, los instrumentos y las voces se utilizaban con frecuencia conjuntamente, como muestra las pruebas documentales, pero resulta difícil reconstruir las prácticas de acompañamiento porque la música escrita carece de indicaciones precisas de cuando, y qué instrumentos, se utilizaban. Es muy probable que esta carencia refleje un margen de flexibilidad en ambos aspectos. Es posible que las canciones monofónicas de los trovadores y trouvères contaran a menudo con algún tipo de acompañamiento, pero los intentos modernos de reproducir esta práctica son altamente especulativos. (el acompañamiento organístico del canto gregoriano que ha sonado a menudo en las iglesias católicas en los últimos siglos no está basado en consideraciones históricas, si no en la aversión por la monofonía) Las chansons polifónicas de los siglos XIV y XV contienen con frecuencia voces que presentan un aspecto más instrumental que vocal, pero los estudiosos no se muestra del todo de acuerdo en sus consecuencias. En la polifonía del siglo XVI a voces iguales, se utilizaban ocasionalmente instrumentos para reforzar o sustituir a algunos de los cantantes.
El acompañamiento cobra un protagonismo nuevo y esencial en el Barroco debido al desarrollo de nuevos tipos de textura en los que se distinguen claramente las partes vocales e instrumentales con diferentes funciones y estilos, así como a la diferenciación más decidida entre armonía y melodía que surgió como consecuencia del sistema tonal. En la música barroca, el acompañamiento está a menudo presente en más de un nivel simultáneamente. El bajo continuo es omnipresente en el trasfondo de la mayor parte de la música escrita para más de un intérprete, mientras que el acompañamiento obbligato está a menudo presente en el primer plano de muchas obras vocales y conciertos de finales del Barroco. En una gran parte de música vocal barroca, el acompañamiento tiene también una función simbólica, formando un tejido de elementos musicales representativos de aspectos del texto en consonancia con los principios de la retórica musical y la doctrina de los afectos.
En el Clasicismo, la relación entre parte principal y acompañamiento tiende a diversificarse más y a ser interactiva dinámicamente. Mozart representa una cima en cuanto los logros alcanzados a este respecto, especialmente en sus óperas (en las que sus acompañamientos para las voces suelen transmitir una sensación de gestos o movimientos que resultan muy importantes para lograr el efecto dramático) y conciertos (en los que la dialéctica entre el solista y la orquesta acompañante abarca casi cualquier posible relación entre ambos). La música de cámara, la desaparición de la distinción entre parte principal y acompañamiento resulta ya es evidente, por ejemplo, en los Cuartetos de cuerda op. 33 de Haydn y en obras posteriores. […]
En el Romanticismo, el crecimiento de la orquesta, la complejidad cada vez mayor de la armonía y su importancia cada vez más relevante como elemento expresivo, así como la posición estética romántica según la cual la música tenía un mayor potencial expresivo por sí sola que con palabras (justo al contrario de la opinión precedente), fueron todos factores que tendían a otorgar una mayor importancia al acompañamiento, especialmente en la música vocal. Esta tendencia se manifestó con más fuerza en la música alemana que en otros países, como sucede en los momentos culminantes de las óperas de Wagner, en las que la orquesta desafía a veces la primacía de la voz, o como la contribución de la parte de piano al diseño musical y al efecto expresivo de muchos lieder. Esta diferencia general entre el estilo de acompañamiento alemán y otros estilos nacionales que ya era aparente en el siglo XVIII se prolongará hasta el siglo XX, Schoenberg y los compositores relacionados con él distinguen a veces explícitamente entre una voz o parte principal (Hauptstimme) y partes subordinadas, aunque Boulez y otros han tratado de abolir esta distinción.
Hasta el declive del bajo continuo, la improvisación jugó un papel dominante en el acompañamiento. Desde entonces ha quedado restringido en la música culta a unos pocos campos, fundamentalmente el acompañamiento de órgano para el canto de la congregación, en el que la improvisación es a veces muy elaborada. En la música folclórica y popular, el acompañamiento suele improvisarse, aunque algunos grupos se valen para ello de arreglos escritos. Existe una tradición de siglos de proporcionar acompañamientos compuestos para canciones folclóricas en la que se incluyen no sólo las obras de compositores como Haydn y Ives, sino también lo que hoy en día tienen una consideración de esfuerzos desatinados de algunos recopiladores de los siglos XIX y XX. En algunas músicas no occidentales, la heterofonía es una característica destacada del acompañamiento.
Vademecum IEM
ACOMPAÑAMIENTO: Elemento musical secundario que sirve de soporte armónico, melódico y rítmico a una MELODÍA. Habitualmente se subdivide en BAJO y cuerpo armónico.
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